Es momento de ser mexicanos.

Indudablemente, el terremoto del martes 19 de septiembre representó una dura prueba para México. El rescate y las labores de los voluntarios seguirán por días e incluso semanas, la paz y tranquilidad no regresará tan pronto a los hogares mexicanos; particularmente a aquellos que tuvieron pérdidas familiares y de patrimonio.

La emergencia es real, hay personas bajo los escombros, más de una decena de edificaciones colapsaron, dejando a su paso lágrimas, tristeza, impotencia y miedo; sin embargo, la esperanza que se vislumbra después de este desastre es gracias a la unión y solidaridad de los mismos mexicanos; pues aún con miedo en el rostro, se puede percibir el coraje y las ganas de ayudar a que México se levante, y te dejan un buen sabor de boca, te dejan saber que de esa salud social que creías extinta, aún queda algo.

El panorama general empeora si a lo anterior le añadimos el sismo del pasado 7 de septiembre, en Oaxaca y Chiapas. Ellos también nos necesitan.

No hay buen momento para las tragedias, eso está clarísimo; sin embargo, justo la que nos ocurrió el martes 19 de septiembre, llegó en un momento álgido para el país, pues se avecina la gran elección para que los mexicanos decidan el rumbo a seguir. Claramente es un tema político en el cual queremos reservar nuestra opinión, pero lo que sí es forzoso mencionar, es que la clase política está en buen momento para hacer notar que no sólo están para decir y prometer, sino también para hacer y cumplir.

La coyuntura también obliga a autoridades de otros niveles a tomar decisiones y hacerlas manifiestas. Un sismo como el del martes no permite la manipulación, ni acciones a voluntad de agendas personales.

México no está destruido, lo que se cayó fue historia, fue esfuerzo y fueron sueños. Hoy más que nunca, es momento de seguir en pie de lucha y demostrar que no somos un país con sociedad individualista, que no somos un país de cobardes, sino más bien que somos unidos y solidarios con nuestros hermanos en tragedia

En estos momentos, debemos ser mexicanos valientes, hermanos y compañeros. Es momento de cuidarnos, protegernos y hacer notar nuestra fuerza; pues los más vulnerables nos necesitan de pie.

Es gratificante saber que la movilización de la gente, fue tal y tan organizada que los centros de acopio se encuentran estables y con suficiente ayuda. No olvides que nunca es tarde para ayudar, ya sea en especie, o con tu esfuerzo y tiempo.

¡Vamos México!
 

Pd. Y sí, usualmente no hablaríamos de esto, pero pensamos que recordar que juntos podemos más, puede ser un ligero parche a las heridas que nuestro México lindo tiene.

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